Introducción
El siguiente artículo da
cuenta de la estrategia de orientación entre pares denominada “Nueva mirada de
la orientación educativa en una apuesta por la participación del estudiante”,
desarrollada en la institución educativa Academia La Salle San Benildo de
Bogotá como proyecto de grado de la autora para obtener el título de
licenciada en Psicología y Pedagogía en el año 2008. En la primera parte se ofrecen
argumentos teóricos y metodológicos en la consideración de aportes fundamentales
de la estrategia a la orientación educativa relacionados con la participación
política y social y el cuidado del otro. En la segunda parte del texto, se
hallan las notas del resultado del desarrollo de la estrategia con los
estudiantes, para terminar con las conclusiones del ejercicio en el marco de
los retos que enfrenta la Orientación escolar en la actualidad.
La
orientación entre pares: una estrategia de mediación para el aprendizaje.
El peer counselling es un concepto
que se ha traducido al español como Orientación entre pares desarrollado como
una modalidad de los servicios de orientación en algunos colegios y
universidades Americanas como Charleston, St. Georges y Berkeley. Este concepto
ingresa al campo de la orientación escolar en la década de los ochenta a través
de autores estadounidenses como Alpert, Meyers, Babcock, Pryzwansky y otros, quienes
empiezan a pensarse el tema aludiendo a los estudiantes como otros agentes
para-profesionales que pueden participar en la orientación denominando a este
proceso “Peer Counselling”. De acuerdo a Rafael Bisquerra:
El peer counselling puede
considerarse como un tipo de intervención indirecta. El orientador se pone de
acuerdo con un alumno para que sea éste quien imparta la orientación (...) La orientación
basada en la influencia o ayuda mutua entre iguales (amigos/compañeros) poco
desarrollada en nuestro entorno, promete devenir un recurso de sumo interés para
potenciar la acción orientadora, sobre todo en aquellas edades en que los
amigos y compañeros son los principales referentes y con quien primero interactúan
expresando sus problemas.
Este tipo de programas de
orientación “student-to-student Peer Counselling” se han enfocado en el
entrenamiento de estudiantes en habilidades de escucha terapéutica, empatía,
interacción y confidencialidad para promover la vinculación voluntaria de
estudiantes que desean ayudar a sus pares en la superación de problemas
personales y académicos, interviniendo exclusivamente de forma individual.
En los últimos años, el
desarrollo de esta estrategia se ha extendido a otros países como España, donde
se ha planteado como una estrategia altamente innovadora para la función
orientadora enmarcada en el modelo consulta colaborativa; sin embargo, en
Latinoamérica el desarrollo del tema es precario y limitado al campo
universitario
en la implementación de tutorías netamente de orden académico.
Esta estrategia de
orientación, se ha desarrollado principalmente desde los estudios de la teoría
sociocultural, planteada por Lev Vygotsky; teoría en la cual se hace énfasis en
la importancia del contexto y de la interacción social en el aprendizaje y se
propone la Zona de Desarrollo Proximal (ZDP), considerada como “la distancia
entre el nivel actual de desarrollo, determinado por la capacidad de resolver
independientemente un problema y el nivel de desarrollo potencial, determinado
a través de la resolución de un problema bajo la guía de un adulto o en colaboración
con otro compañero más capaz”.
Para la mediación o proceso de
orientación se plantea el andamiaje, es decir, el abordaje de situaciones de
interacción planteadas desde esquemas cooperativos, que permiten a su vez
independencia y capacidad de decisión. Para el caso de los pares las
interacciones cobran relevancia, puesto que la contemporaneidad permite una
relación de confianza, familiarización con las expectativas y problemas y uso
de un lenguaje común que sirven como mediaciones para resolver problemas de
diversa índole en el marco de la escuela.
Así mismo, la estrategia de
orientación entre pares se complementa con aportes del humanismo existencial
como una forma de darle un enfoque al acompañamiento en la dimensión cognitiva
y resolutiva que se viene desarrollando como base conceptual entendiendo que
liderar procesos de orientación educativa con estudiantes, conduce a recorrer
una nueva dimensión de la orientación, enfocada en el compromiso del joven con
su orientación y la del “otro”. Con este hecho, la orientación llega
verdaderamente a cumplir su objetivo de cambio social, puesto que instala
dinámicas de cooperación, empoderamiento y solidaridad: potencia la actuación “desde
sí mismo” y no sólo “para sí mismo”, también “para el otro”.
Desde un enfoque
humanista/existencial se ubican “en la existencia del hombre tres
existenciales, o manifestaciones de la persona humana que son: espiritualidad,
libertad y responsabilidad” . La espiritualidad como
dimensión característica de la existencia humana, permite a la persona ser
consciente de sí mismo y del sentido de su vida. Por su parte, la libertad es
aquella capacidad que tiene el ser humano de tomar una actitud o postura frente
a los instintos e impulsos, la herencia, las condiciones sociales bajo las que
se encuentra y hacía la realización del sentido de su vida. Última cuestión de
la cual se deriva la responsabilidad, entendida como el compromiso del ser
humano con su construcción, y con la del otro, en la medida en que el hombre es
un ser auto-trascendente, se olvida y se deja atrás al servicio de algo
encontrando un lugar para sí mismo, un sentido, un norte en su vida.
Desde esta perspectiva, el
objetivo de la orientación se fundamenta en “lograr que el alumno obtenga una
mejor comprensión de sí mismo y de su responsabilidad social”. En consecuencia, con la
orientación se pueden plantear experiencias de preocupación y cuidado de los
pares, que permitan a los estudiantes desarrollar su capacidad de participación
y proposición; estas experiencias le ofrecen al adolescente un lugar para sí
mismo y enriquecen su reflexión existencial en la búsqueda constante de
sentidos de vida.
Es por ello que para la vida
del estudiante orientador, resulta altamente enriquecedor aprender habilidades y
reconocer valores, que hacen parte del preocuparse y ocuparse del el otro, como
la escucha, la empatía, la solidaridad, el liderazgo, el diálogo. Por su parte,
es alentador para el estudiante encontrar líderes, que viven situaciones y
conflictos similares, en quienes pueden confiar; en consecuencia, se promueven
en mejores relaciones interpersonales y nuevas redes de interacciones,
difíciles de establecer de otro modo.
Por lo tanto, el cuidado no es
sólo el permitir expresarse, el permitir “existir”, sino exige una preocupación
y despliegue de acciones tendientes al bienestar del otro, y por lo tanto del sí
mismo. Esta relación de cuidado es recíproca. En ésta línea, la participación
cobra un papel fundamental en la formación como orientador de apoyo. El querer
participar en dichos procesos de cuidado y preocupación por el otro, implica
una disposición para intervenir en situaciones que requieren de su ayuda,
haciendo uso de la capacidad argumentativa y propositiva.
De este modo, la participación
de los jóvenes como orientadores, depende de las oportunidades para que
sugiera, comparta, exprese y haga crítica también de sus acciones, del grupo al
cual hace parte y de la misma orientación. Este es un modo de fomentar desde la
infancia y la juventud, dinámicas efectivas de participación democrática, que
se afianzan posteriormente en una ciudadanía activa.
Aspectos
metodológicos de la estrategia
Para el desarrollo del
programa de Orientación entre Pares, se sugiere tener en cuenta el siguiente
esquema metodológico, que asegurará que el proceso sea exitoso, cobrando
sentido para la comunidad educativa y sosteniendo un equipo funcional y
reconocido al interior de la Institución.
1. Análisis de la realidad y
planeación: es necesario revisar si la Institución está preparada para el verdadero
empoderamiento de los estudiantes, si sus estructuras son lo suficientemente
flexibles para permitir su participación activa y lo suficientemente fuertes
para sostenerlo y guiarlo.
Si la respuesta es negativa,
es necesario un proceso de gestión para lograr la sensibilización con toda la
comunidad educativa, pero especialmente con las directivas. Asimismo, con la
pretensión que sea una línea fuerte en la institución, se sugiere involucrarla
al Proyecto Educativo Institucional (PEI).
En este punto se deben
desarrollar actividades para el reconocimiento y acogida de la estrategia en la
institución. Es importante preparar todos los recursos para el programa como:
espacios, incentivos para los estudiantes, material de formación, ente otros.
2. Convocatoria a estudiantes:
la vinculación de estudiantes al equipo de orientación debe ser totalmente voluntaria.
Lo recomendable es hacer primero una convocatoria pública, luego encuentros con
grupos de estudiantes, y finalmente debe ser formalizada a través de una inscripción
y una primera reunión con el equipo.
3. Conformación del grupo de
orientación e iniciación: Luego del encuentro y reconocimiento de los integrantes,
se socializan los objetivos, expectativas, tiempos, actividades a desarrollar
como equipo de orientación, etc.
Asimismo en adelante se deben
desarrollar estrategias tendientes al conocimiento e integración de los
estudiantes orientadores y a la consolidación del equipo de trabajo. Para ello
es importante crear un nombre, un logo, un lema y demás símbolos y elementos de
identificación.
4. Formación básica en
habilidades orientadoras: para preparar al equipo de estudiantes orientadores
se debe desarrollar y evaluar un programa de formación que puede girar en torno
a los siguientes temas:
·
Entrevista individual y atención de casos
·
Habilidades de escucha y diálogo
·
Dominio de grupos/Diseño de talleres
·
Resolución de conflictos
·
Ética
Las actividades de formación
deben ser agradables para los jóvenes incluir lecturas por grupos, estudios de
caso, clases magistrales, simulación de entrevistas y talleres, y ejercicios de
intervención. Un elemento no menos importante es el material de apoyo diseñado
a los orientadores para el sustento teórico de los talleres, el cual debe
procurar que las lecturas y las herramientas expositivas manejen un lenguaje
sencillo y adecuado para la edad de los jóvenes orientadores, facilitando la
apropiación de nuevos contenidos
5. Implementación y Desarrollo:
Cuando los estudiantes hayan participado del proceso de formación inicial, es
momento de iniciar la implementación de actividades de orientación, las cuales se
pueden desarrollar por equipos de orientadores de acuerdo con las
áreas de la orientación y las necesidades, habilidades y expectativas de cada
uno.
Las áreas en las cuales pueden
intervenir los estudiantes orientadores son:
- Atención individual y primaria de casos de
compañeros.
- Talleres grupales en temas de prevención y
desarrollo como: educación sexual, prevención del consumo de psicoactivos,
proyecto de vida, desarrollo profesional, etc.
- Actividades de solución de conflictos a nivel
de grupo/clase.
- Talleres
para favorecer estrategias de aprendizaje.
- Tutorías
para compañeros que presentan dificultades y vacíos académicos.
Se pueden pensar otras actividades
de acuerdo con las posibilidades de cada institución, con las necesidades
estudiadas por el orientador profesional y detectadas por el profesorado.
6. Formación Complementaria:
para lograr la óptima operatividad del equipo, se sugiere profundizar la formación
por los grupos conformados, logrando un dominio conceptual por áreas y temas de
la orientación y desarrollando herramientas específicas de acuerdo con el área.
7. Evaluación: se evaluará el
proceso teniendo como referencia el aporte a las actividades de orientación, la
efectividad en el trabajo, y la satisfacción de los estudiantes orientadores y
orientados. Esto se debe analizar desde la percepción de los orientadores
profesionales, de los estudiantes y de los estudiantes orientadores; para ello,
se sugiere utilizar la metodología de grupos focales.
Es importante reconocer
públicamente el apoyo del equipo de estudiantes.
Conclusiones
Con las anteriores
consideraciones, la estrategia de orientación entre pares se desarrolló a
través de un grupo de estudiantes orientadores de apoyo, denominado grupo
“parapoyarte”, el cual se conformó y se mantuvo con la participación de treinta
estudiantes de los grados noveno, décimo y undécimo de la Academia La Salle San
Benildo durante dos años (2006-2008).
Con el desarrollo de la
estrategia se demostró que ofreciendo oportunidades de participación a los
estudiantes, ellos alcanzan un nivel de compromiso y responsabilidad, en
ocasiones negado por la normatividad que tradicionalmente rige a la institución
educativa. Sin la obligatoriedad de la nota, sin la presencia de un docente,
sólo desde su voluntad de participación y responsabilidad, y bajo la guía del
grupo investigador, se logró consolidar un grupo que inició un cambió la forma
de entender la orientación educativa en la institución.
A orientar se
aprende…orientando. La orientación entre pares en la estrategia se planteó
desde el principio de realidad; es decir, con la claridad que el orientador de
apoyo, no es un profesional, se le otorgaron tareas de naturaleza propiamente
orientadora, al introducir actividades prácticas, de modo simultáneo a las
sesiones de formación. En este sentido, se validó totalmente con los jóvenes un
énfasis de la perspectiva teórica: la libertad con responsabilidad; las
actividades de orientación, de principio a fin, estaban bajo responsabilidad de
los jóvenes, y los investigadores participaban sólo como observadores del
proceso. De este modo, los jóvenes lograron en términos políticos un
empoderamiento de sí mismos a través de la participación en lo colectivo.
“He
aprendido a ser una persona neutra, a no dar consejos malos, a pensar antes de
actuar, a mirar los problemas desde diferentes puntos de vista, a no juzgar,
sin antes saber qué ha sucedido”
“Este
grupo me sirvió para cambiar mi forma de pensar en muchos aspectos, a ser
tolerante y saber manejar mis problemas”
Orientadores
de Apoyo
En cuanto a la indagación y
construcción teórica, se materializaron principios y discursos del activismo
pedagógico en contemplación del estudiante como eje del proceso de
enseñanza-aprendizaje y de modo paralelo, las concepciones actuales sobre la
intervención de la orientación desde otros niveles y con la inclusión de otros
agentes.
Asimismo, la estrategia logró
proporcionar situaciones de ayuda interpersonal como evidencia que desde la orientación,
en las instituciones educativas se pueden fortalecer dinámicas de ética del
cuidado; se realizaron entrevistas y espacios de acompañamiento individual a los
jóvenes de grados sexto y séptimo, actividades didácticas para los niños de
primaria, y talleres participativos en los temas de prevención para diferentes cursos
superiores. Este apoyo redunda en el establecimiento de mejores vínculos
afectivos entre los estudiantes, ya que el sentir un acompañamiento y apoyo del
par orientador, y este al escuchar, ayudar, comprometerse realmente con la
vivencia del otro y trabajar en un grupo que comparta las mimas metas, la
escuela se convierte en un espacio donde la confianza y la tolerancia son el fundamento
de las relaciones interpersonales. Fue gratificante ver a los jóvenes reunidos,
dialogando sobre sus preocupaciones y conflictos, en un espacio de confianza y libre
de presiones.
“En
este caso, a mí me quedó una cosa muy valiosa y fue el aprender a escuchar y a
conocer en parte a cada una de las personas con las que convivo (…) creo que en
el colegio esa parte humanizadora es muy especial, ya que cuando salgamos, no
creo que volvamos a trabajar una experiencia tan grata”
Orientadora
de apoyo
Más aún, la respuesta de los
pares en general fue positiva, en cuanto participaron de las actividades
lideradas por sus compañeros; se logró un nivel de confianza tal, que los
estudiantes, incluso en los primeros encuentros, comentaron a los orientadores
de apoyo ciertas situaciones muy privadas, que los orientadores manejaron y nunca
sirvieron para otros propósitos más que orientar; el nivel de aceptación y
comprensión de estos últimos, se evidencia en el deseo de algunos estudiantes
de querer seguir recibiendo el apoyo de su par.
Por otro lado, la figura del
orientador al interior de la institución se fortaleció, brindando un apoyo de
mayor calidad al compartir la orientación con los estudiantes; al mismo tiempo,
se impactó a un mayor número de personas fortaleciendo el equipo de orientación
en el desarrollo del proyecto de orientación educativa (POE).
Todo esto redundó en la
consolidación de lazos afectivos más fuertes en la institución, un crecimiento
emocional de los estudiantes, un mejor ambiente convivencial, un potenciamiento
de los procesos de enseñanza-aprendizaje, un fortalecimiento de la formación en
el liderazgo y la participación política de los estudiantes; en síntesis la
orientación entre pares significa un buen aporte para la construcción de una
sociedad más justa, y sobretodo más humana, en una opción de transformación
educativa.
Bibliografía
BISQUERRA, Rafael. Modelos de orientación
e intervención Psicopedagógica. España: Praxis, 1998.
, Rafael. Orígenes y desarrollo de la orientación
psicopedagógica. España: Nancea, 1996.
DURAN, David y VIDAL, Vinyet.
La tutoría entre iguales, de la teoría a la práctica. España: Graó, 2004.
FRANKL, Víktor. El hombre en
busca de sentido. PAIS: Herder, 1994.
, En el principio era el sentido. Barcelona:
Paidós, 2000.
, Psicoterapia y humanismo. España: Fondo de Cultura
Económica,1982.
IDOATE, Florentino.
Fundamentos antropológicos y psicológicos de la Logoterapia. Costa Rica: Q.
Americano, 1992.
VYGOTSKY, Lev. El desarrollo
de los procesos psicológicos superiores. Barcelona: Grijalbo, 1988.
La consulta colaborativa es considerara como uno de los tres modelos de intervención psicopedagógica junto con el
modelo clínico y el modelo de programas.
Si se desea ampliar el tema se pueden consultar Textos como “La participación de estudiantes como recursos en la
orientación
académica” de Mario A. Núñez,
Aitza Galarza, Ileana Rodríguez
o “La Tutoría entre iguales, de la teoría a la práctica”
de
David Duran,
Vinet
Vidal.